La felicidad está en el espacio de la novedad. Mientras persiste en el inicio de una idea recién formada que nunca podrá volver a sus dimensiones anteriores. Del mismo modo, viajar en la vida de un vagabundo es el eje de la felicidad. Aquellos que aprenden ruidosamente a romper las barreras del léxico y desafiar la fugacidad de la vida, que es la última decepción existencial de todos los tiempos, viven con un gigantesco intento de vivir una nueva vida cada día.